Comparto una excelente publicada en el suplemento RADAR del diario argentino Página12.
¿Quién es
Violetta? ¿Quién está detrás? ¿Quién se enteró de que esta chica de 16
años llamada Martina Stoessel dejó a los recitales de Arjona, Sandro y
Soda Stereo en el Gran Rex como modestos hitos de la industria de
entretenimiento? Los números son escalofriantes: 60 funciones en el
teatro Gran Rex agotadas a partir del debut del 13 de julio –esto es,
unos 180.000 espectadores, digamos tres River– y centenares de extraños
seres que se creen con derecho al pataleo porque todos los días se
acercan al teatro o navegan por Internet buscando tickets vanamente o
clamando por nuevas funciones. ¿Habrá que simplificar y decir con la
pereza de la arrogancia que, bueno, es obvio, se trata de un producto de
Disney, una topadora? ¿Alcanza ese razonamiento?
Los fenómenos teen son, a esta altura del tercer milenio,
inescrutables: no resisten lógica alguna, al menos no desde el análisis
adulto, más cómodo en la nostalgia que en la proyección de un artista
pop que lo saca de sus esquemas. Esa incomprensión mantiene vivo lo que
el rock perdió en pos de la entelequia oblicuamente integradora que
sugiere una familia unida –abuelo, hijo, nieto– compartiendo un
concierto de Robert Plant o Paul McCartney. La tensión generacional que
fue el gran motor conceptual de los orígenes del género en los años
cincuenta, cuando se estaba fundando la idea de “lo joven” (la juventud
como producto), se deshilachó hace décadas. Violetta es, además de un
formidable fenómeno teen, un amplio fenómeno pop surgido de la
televisión, macerado en Internet por su plataforma digital on line,
llevado al disco y ahora al teatro, y surcado por un merchandising
agresivo que la piratería triplica.
Además de ser una chica talentosa con un carisma y una fotogenia
notables, Martina es la hija de Alejandro Stoessel, un ex directivo de
Ideas del Sur. Ahí habrá que buscar algunas claves del camino derechito y
sin fisuras que llevó a que Disney eligiera a una argentina para la
conquista del planeta pre-hormonal. Stoessel, Alejandro, fue director de
cámaras de Telefe y una de las cabezas de los comienzos de VideoMatch
junto a Marcelo Tinelli y Claudio Villarruel. Protagonizó el brutal
ascenso de los emprendimientos que tenían a Tinelli como cara pública y,
como suele pasar, todo terminó mal: en 2008 se acabó el romance y,
juicio de por medio, Stoessel montó una productora en Paraguay. Fue allí
donde empezó a tomar forma el producto Violetta.

Violetta no deja de ser una novela rosa, pero el elenco es un
seleccionado Benetton de actores y actrices de Brasil, Italia, España,
México, además de Argentina (donde destacan Diego Ramos y Alberto
Fernández de Rosa). Primera coproducción entre Disney Channel de América
latina y Europa, Violetta fue doblada ya a cinco idiomas y se ve en
medio mundo. En Brasil, Colombia y Chile va primera en el rating en su
franja horaria; también es furor en España, Italia, Francia, Israel,
Rusia, Bulgaria, Ucrania, Polonia y Turquía. Las cifras saturan, va la
última: en YouTube a través del canal oficial de Disney, los clips ya
superaron los 80 millones de entradas o views.
Martina Stoessel cursa a los tumbos el secundario en San Isidro. No
da entrevistas y surfea como puede el tsunami que provocó. No está sola:
la rodea un aura angelical, una rara belleza, una buena voz y un padre
que conoce el negocio a la perfección y que le recuerda, como don Julio,
que todo pasa. “Esto es pasajero”, le dijo en los inicios, hace dos
años. Cuando Violetta se difume inevitablemente –los chicos crecen– será
el momento de Martina Stoessel. La niña tiene todo para devorarse el
mundo de un bocado cuando la adolescencia sea primera nostalgia. Hoy lo
que hay son muchas preguntas, pocas respuestas y ese misterio insondable
que envuelve todo fenómeno popular, de Sandro y Arjona a Tan Biónica.
Fuente: Mariano del Mazo en Página12
quienes son los ganadores del concurso mundo violetta???
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