"Violetta", el musical para niñas y adolescentes de
Disney que nació como programa de televisión y siguió como fenómeno de
ventas discográficas, llegó a la calle Corrientes para mutiplicar hasta
el infinito el corte de entradas y establecer un nuevo récord de
taquillas en materia de espectáculos infantiles.
Como todo acontecimiento de ese fenómeno cultural que es
la adolescencia, "Violetta" tiene una genealogía cuyas raíces debemos
ir a buscar unos 15 años atrás, cuando Cris Morena demostró, con la
puesta en escena de "Chiquititas", que se podían montar en la Argentina
espectáculos de calidad internacional dirigidos a niñas y pre
adolescentes.
Después, otras productoras se fueron animando y llegaron
"Floricienta" (RGB), "Patito Feo" (Ideas del Sur) y "Casi Angeles"
(otra vez Cris asociada con RGB), apostando a un negocio que a esta
altura ya parece seguro: buena inversión en producción, puesta en escena
y efectos especiales, para obtener a cambio una excelente respuesta del
público en las boleterías.
Con eso alcanza para producir un hecho social como el
que se consiguió con "Violetta", pero si además tenés en tu equipo a
Martina Stoessel -una fuera de serie a la que le espera un futuro
fronteras afueras en cualquier cosa que decida hacer con su carrera-, es
altamente probable que el suceso sea una explosión.
A esto hay que sumar la posibilidad de haber sabido
llegar a un público que, a priori, no tiene mucho que ver con las
situaciones que atraviesan los protagonistas de la serie.
En efecto, los televidentes "originarios" de Disney
Channel son niños y niñas en edad escolar, con preocupaciones más
cercanas a las de Phineas y Ferb por su ornitorrinco que a los
melodramas de una telenovela adolescente.
De "Violetta" en el Gran Rex es difícil agregar algo que
aún no se haya escrito: el espectáculo es soberbio por donde se lo
mire, su calidad es estupenda e indiscutible, básicamente porque cumple
con todas las características que debe tener un show de esta índole.
Entretiene, divierte, sorprende y mantiene cautivas
durante una hora y media a las 3.000 y pico de almas que llenan el Gran
Rex todos los días, dos veces por día durante las vacaciones de
invierno, y que seguirán yendo al teatro durante agosto y septiembre
hasta completar la friolera de 70 funciones que ya están agotadas.
Hablando de gente que paga su entrada, un detalle que no
debe ser pasado por alto: al final del espectáculo, "Violetta" canta
"En mi mundo", una de las canciones más aclamadas, y lo hace sentada en
una silla que cuelga de un cable metálico en lo más alto del teatro,
encima de la segunda bandeja (el "pullman"), donde se ubica el público
que pagó las localidades más baratas.
Ese gesto, que se repite una y otra vez en todas las
funciones, hace que las niñas cuyos padres no pudieron pagar una entrada
de más de 100 pesos se vuelvan a sus casas con la mejor imagen del show
grabada para siempre en sus retinas.
Un ejemplo que deberían imitar no solo los productores
de espectáculos infantiles, sino también los realizadores de shows
musicales para adultos, donde no falta mucho para que a la gente que
paga las localidades más baratas le envíen al personal de seguridad para
ajusticiarla.
pregunta solo ba hasta donde esta el pullman o tambien al superpullman ?
ResponderEliminar