A los 16 años, la actriz que
protagoniza Violetta, la serie de Disney Channel es un fenómeno
alrededor del mundo. Mientras disfruta del éxito, sueña con encontrar
algún día un amor para toda la vida

Nació con estrella propia. ¿Quién puede dudarlo? Martina Stoessel
(16), "Tini" para sus íntimos, pero Violetta -como el personaje que
protagoniza en Disney Channel- para todos, es la nueva ídola de niñas y
adolescentes, que la siguen e imitan como a una auténtica pop star.
Flaquita, etérea y ultrafemenina, habla con total naturalidad, sin
divismos, como si esto de la fama le pasara a otra. Y eso que sus fans
se multiplican en Colombia, Chile, España, Francia, Turquía, México,
Rusia y Australia, por citar algunos puntos del planeta.
Este mes, la nueva "chica récord", que lleva más de
setenta funciones repletas en el Gran Rex, ganó el Martín Fierro
Revelación y el programa se llevó el de Mejor Serie Infantil/Juvenil;
mientras que la semana pasada Violetta, el primer CD del ciclo (van por
el tercero), se alzó con un Carlos Gardel como mejor Album Banda de
Sonido de Cine/Televisión. "Todo esto es un flash. No lo puedo
creer...", dice, bajo la atenta mirada de su linda mamá, Mariana. Y
sigue: "Veo que mi cara está en remeras, carpetas, figuritas, revistas,
afiches... De verdad me siento muy feliz porque pongo mucho de mí. Todos
lo hacemos. No puedo pedir más".
–¿Es cierto que vas a todos lados con guardaespaldas por el desborde que se arma cuando estás en la calle?
–No, es mentira. Y no me molesta para nada el cariño de
la gente. Lo que sí es verdad es que me cambió la vida en muchos
sentidos. Lo que más me cuesta es lo que sucede a veces con parte de la
prensa, que opina de todo. Yo no me meto en la vida de los demás,
entonces me cuesta entender por qué opinan sobre la mía. Otra cosa que
es difícil, a pesar de que me halaga y lo agradezco, es que muchos
adultos me dicen que soy un ejemplo para la juventud. Eso me genera
mucha responsabilidad, no es algo que le pase a cualquier chica de 16
años. En realidad, desde que trabajo, hay un montón de cosas que empecé a
descubrir y no pensé ni que existían.
–¿Por ejemplo?
–[Piensa]. Cosas que pasan en el ambiente...
–Celos, envidias, ¿a eso te referís?
–No sé si decirlo de esa manera. Cuando arranqué creía
que esto se trataba de trabajar y nada más, jamás pensé en que se
meterían en mi vida, pero bueno, es parte de crecer.
–¿Y quiénes te contienen ante las críticas?
–Mi familia, siempre. Y mis amigas, claro. Hace poco me
pasó que me mataron por lo que me puse para la entrega de los Martín
Fierro. Fue un diseño mío, que le pedí a Benito Fernández que lo
confeccionara. Era adecuado para mi edad. ¿Qué esperaban, que me
vistiera con alta costura?
–¿Y cómo repercutió en vos todo lo que se dijo?
–Al día siguiente, durante las funciones en el Gran
Rex, me sentía pésimo, vomité por los nervios y lo pasé muy mal. Aunque
fue feo, admito que fue un aprendizaje, pero nada me quita la
satisfacción de haberme llevado una estatuilla. Hoy entendí que si te
dedicás a esto tenés que estar prevenida porque, además de que es mucha
presión salir todos los días con tres mil personas que te están
esperando, siempre habrá quien te juzgue.
–¿Cómo es un día en tu vida?
–Va cambiando. En este momento, de jueves a domingo
tengo dos funciones por día. El resto de la semana hago notas y arranqué
con los ensayos para la gira nacional e internacional que vamos a
empezar a fin de septiembre.

–¿Qué hacés en los ratos libres?
–Duermo todo lo que puedo, me levanto al mediodía. Me
encantaría pintar o dibujar, pero no tengo ningún talento para eso.
También tengo una maestra particular y curso el colegio por internet.
Después, no me queda tiempo para nada más.
–¿Extrañás a tus amigas?
–Claro. Cuando arranqué la tele cursaba regularmente en
el San Marcos, pero este año, cuando se planeó la gira que nos llevó
cinco meses, nos dimos cuenta de que me iba a quedar libre, y no es la
idea atrasarme con los estudios. De esta manera es mucho más relajado y
las profesoras me entienden porque están acostumbrados a trabajar con
bailarinas, tenistas y chicos que están en situaciones similares. A mis
amigas las veo más los fines de semana. Ahora con el teatro es más
complicado, pero si no, nos juntamos a comer y ellas después salen.
–¿Vos no salís?
–Prefiero no hacerlo porque tengo que ser responsable con mi trabajo.
–¿Y ellas te entienden?
–Sí. Yo era muy salidora y de un día para el otro esa
vida se acabó. Tenía mucho miedo de quedarme sin amigas pero, todo lo
contrario, me entienden y cuando tengo un hueco se reservan para verme.
Se los agradezco un montón.
–¿Notás que hay gente que se te acerca más ahora que sos famosa?
–Por lo general, estoy con personas que conozco desde
hace un montón, no salgo con famosos, priorizo mi familia y mis amigos
de siempre.

–¿Todo el esfuerzo vale la pena?
–Claro. Desde que soy chiquita pasaba horas frente al
espejo, me ponía tacos, me pintaba, bailaba y jugaba con amigos
imaginarios. Lo loco es que en casa no querían que trabajara, pero las
cosas sucedieron porque tenían que ser así.
–¿Cómo fue?
–Mi papá [el productor Alejandro Stoessel] se había ido
de Ideas del Sur, donde trabajaba, y fue a presentar un proyecto a
Disney. Para eso, me pidió si podía grabar unos temas. Yo le pregunté
para qué, si ni él ni mamá me dejaban trabajar…
–¿Y qué te respondió?
–Que un hecho artístico uno sabe dónde empieza pero no
dónde termina. Que lo hiciera solo si me divertía y me enganché
enseguida, porque se trataba de grabar un par de temas con un primo de
mamá, que tiene una banda, así que todo fue casero. Finalmente, al
presentar este proyecto le preguntaron quién cantaba. Y como les gustó
mi voz, le ofrecieron que participara de un casting para un programa que
estaban armando. Jamás pensé que iba a quedar. Yo iba al colegio,
estaba en otra, pero un día me confirmaron. En casa no lo podían creer.
El programa sale en Europa, en toda Latinoamérica, en Australia,
Turquía… Es una locura…Es loquísimo todo lo que sucedió en tan poco
tiempo. Encima, a mí me divierte lookearme, amo la ropa, los accesorios,
así que hasta las notas las tomo de manera divertida.
–Sos muy coqueta, ¿no?
–Sí, soy muy femenina, me gusta estar bien y cuando
salgo, aunque sea para ir a la esquina, lo hago producida. El
maquillaje, peinarme y vestirme son como un hobbie. Y me divierte tanto
que estoy muy atenta a las revistas de afuera, a los que se ponen Miley
[Cyrus], Rihanna, y otras chicas que me encantan. Algún día sería copado
tener mi propia línea de ropa.
–Fuera del éxito, ¿qué más quisieras que te pase?
–Lo que más deseo es tener salud, amigos y una familia
sólida. Eso es lo principal, porque si no tenés con quien compartir lo
que te pasa, el éxito no tiene sentido.
–¿Tenés novio?
–No.
–¿Te gustaría?
–Y... Tendría que ser alguien más grande, que me pueda
entender. O que se dedique a lo mismo que yo. ¿Cómo le explicás a
alguien que hoy tenés una entrega de premios, mañana dos funciones y
después te vas cinco meses de gira? No es fácil. ¡Yo soy muy
enamoradiza!

–¿Soñás con casarte joven o pensás que vas a priorizar tu carrera?
–Siento que soy más grande que mi edad, pero calculo
que a todas las adolescentes nos pasa lo mismo. Mi mamá me dice sin
problemas: "Ubicate, tenés solo 16 años".
–Y vos no le contestás: pero mamá, ¡soy Violetta!
–[Se ríe]. No precisamente… Soy muy pegada a mi familia
y me importa lo que me dicen y me aconsejan. Yo sueño con estar con
alguien para toda la vida, envejecer juntos, vivir en un campo, tener
hijos, perros… Pero no veo la necesidad de que todo me suceda de golpe.
Hay momentos y momentos, nada me apura. Si te quemás la cabeza pensando
si sos la mejor, si vas a ganar un premio, es un disparate. Quiero
seguir sorprendiéndome.
–¿Te instalarías en el exterior para trabajar?
–Mis padres son muy "cuidas" conmigo y me costaría un montón vivir afuera.
–¿Quién te acompaña en los viajes?
–Mamá. Y nos divertimos mucho. La historia de nuestras
vidas es viajar cargadísimas, salimos con cuatro valijas cada una con
miles de cosas que después no usamos. Soy muy desorganizada en ese
sentido. Lo único que no me puede faltar son los maquillajes y mi
perfume.
–¿Tenés tiempo libre para pasear?
–Poco. Pero mamá hace muy bien en insistirme para salir
a conocer, porque aunque a veces me quiero quedar durmiendo, soy
consciente de que es único tener la oportunidad de recorrer el mundo.
–¿Qué te gustaría hacer con lo que ganás?
–Me gustaría armar una escuela de arte para chicos con
síndrome de Down. Son tan cariñosos conmigo en el teatro... Sería una
linda forma de devolver todo lo lindo que me pasa.
–¿No pensaste en irte a vivir sola en unos años?
–Estoy esperando primero a sacar el registro, a
comprarme un auto o pedirle la camioneta a mamá. También en eso hay que
ir de a poco, probando, pero obvio que en algún momento lo haré. Pero te
aclaro que no sé cocinar. Este trabajo, más que cosas materiales, me
dio la posibilidad de hacer lo que amo, lo que siempre soñé. Te aseguro
que en lo último que pienso es en la plata.
Fotos: Fernando Dvoskin
Producción: Victoria Miranda.
Fuente: Revista Hola
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