
Si mencionamos el nombre de Martina Stoessel frente a una niña de 10
años, lo más probable es que no sepa de quién le estamos hablando. Si le
decimos, en cambio, Violetta, la cosa cambia. La cantante y actriz
argentina, apenas seis años mayor que nuestra encuestada imaginaria, se
ha convertido en un fenómeno musical a la altura de lo que hasta hace
poco representaba la Hannah Montana de Miley Cyrus (y de lo que esta
última ya no quiere ni oír hablar). Stoessel protagoniza una serie de
Disney seguida en su mayoría por niñas y adolescentes que, a la vez,
llenan los estadios durante los conciertos de su actriz principal. Su disco, Hoy somos más, se colocó hace dos semanas en el número uno
de los más vendidos en España, donde la joven se encuentra de gira
hasta el próximo domingo, cuando complete 22 conciertos en 13 días.
"Es impactante", dice de la fama que ha alcanzado en Europa.
"Llevamos dos años encerrados, grabando la serie, así que no sabíamos la
dimensión que había alcanzado todo esto fuera. Nos decían que teníamos
mucho éxito, pero vivirlo en carne y hueso es increíble. Jamás me lo
imaginé". Sus admiradores repletaron el fin de semana pasado el Palacio
de Deportes de Madrid. La mayoría, eso sí, acompañados por sus padres.
"Los fans acá son más grandes que en Latinoamérica", detalla la actriz
por teléfono. "Más tranquilos, más observadores. Miran con atención toda
la obra, mientras que allá hay más euforia". Está acostumbrada a
convivir con el éxito, a pesar de que hasta hace apenas un año aún iba
al colegio.
"De ahí conservo a mis amigas, pero ahora estudio a distancia",
explica. "Como Violetta, aunque no, porque ella tiene una institutriz",
ríe. Y cuenta que vive en el mundo de la televisión desde que nació. Su
padre es el productor Alejandro Stoessel, responsable de éxitos
televisivos como Patito Feo, que también triunfó en España y que se convirtió en la primera experiencia de Martina ante las cámaras, cuando tenía alrededor de 10 años.
"Yo era fan de la serie y quería actuar, pero mi papá no me dejaba.
Hasta que me dio permiso para aparecer en dos bolos". Pero no fue hasta
los 14 que empezó a trabajar en televisión. En apenas dos años, su
carrera se encumbró hasta lo más alto, Disney por medio. Pero ella
siente que han pasado "por lo menos ocho".
Definitivamente, ha cumplido un sueño, pero está consciente de que es
solo el comienzo. "Me encantaría dedicarme a esto. Amo cantar, pero me
gustaría componer mi propia música, más allá de lo comercial. Mandar un
mensaje a la gente que me escucha es mucho más importante que lo que
pueda llegar a vender", sostiene. Para ello, hace un tiempo empezó a
estudiar guitarra, pero tuvo que dejarlo cuando empezó la gira que en
estos momentos la tiene en España. Promete retomarlo. "Ahora lo que hago
es escribir. Después de los conciertos agarro mi teléfono y escribo
cada cosa que vivo, los sentimientos, las sensaciones, todo. Pienso que
más adelante lo podré leerlo, recordar e inspirarme para componer".
La madurez que demuestra se resume en una sola frase: "Soy pequeña".
Lo deja claro cuando escucha la pregunta de si este mundo le ha
interesado desde pequeña y cuenta que viaja con sus papás y que ella
misma elige sus estilismos, tanto el maquillaje como los vestidos que
lleva en sus apariciones. Al oír hablar de Miley Cyrus, Demi Lobato y
las demás estrellas Disney salieron espantadas de la factoría de ídolos
infantiles para convertirse en productos no aptos para niños,
Stoessel no se inmuta. "Yo no opino de nadie. Cada uno hace su vida y
elige cómo quiere vivirla. Yo solo me tengo que preocupar de la mía",
dice, seriamente. Y, 10 segundos después, se despide dejando oír una
amplia sonrisa de niña mayor.
Fuente: El País
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