Casi diez mil personas disfrutaron en Sevilla del multicolor y emotivo espectáculo de la gira que la telenovela realiza por España, con Martina Stoessel y los niños como protagonistas.
La violeta es una planta herbácea de la familia de las violáceas con hojas en forma de corazón que produce pequeñas flores, de morado claro o violeta, con suave aroma. Dicen que estas flores son el símbolo de la modestia, porque cuando nacen se esconden bajo las grandes hojas de la planta. La argentina de 16 años Martina Stoessel no parece haber heredado ese carácter de la violeta, a pesar de que asegura que le gustaría “ser invisible” para que nadie la descubra. Estas palabras no van acorde, no obstante, con la profesionalidad que derrocha sobre un escenario ante miles de almas ilusionadas por verla en persona. Martina, a la que todos conocen como Violetta, canta, baila, sonríe, luce modelitos con brillos y purpurina como nadie y tiene tantos kilómetros en directo como oleadas de fans preadolescentes que, simplemente, la adoran.
La tarde del 10 de Diciembre de 2013, con esa primavera invernal tan amiga de Sevilla, abrió sus colores y recibió entre sueños, suspiros de impaciencia, tembleques de nervios y mucha musicalidad a un ídolo de los últimos años. La gira de la archifamosa telenovela que emite Disney Channel,
con enorme éxito a ambos lados del Atlántico y del Mediterráneo, atrajo
hasta el Palacio de los Deportes a más de nueve mil personas, la mayoría niñas de entre los 4 y los 12 años
que, junto con madres o tías, daban la vuelta al pabellón haciendo cola
para poder ver en persona a Violetta en alguna de sus dos actuaciones. “Es genial”, gritaba con los ojos chispeantes Laura, de diez años, mientras su amiga Lucía, de nueve, aseguraba que le gustaba porque sentía que Violetta era pequeña, como ella; y todo mientras Clara, de seis, asentía con la cabeza sin poder hablar por la emoción.
Con un gran despliegue de escenografía, coreografía, vestuario y un notable trabajo multimedia, el espectáculo contó además con la participación del resto de estrellas de la serie de procedencia internacional. Diego
Domínguez, Jorge Blanco, Mercedes Lambre, Facundo Gambandé, Nicolás
Garnier, Lodovica Comello, la española Alba Rico, Samuel Nascimento,
Candelaria Molfese y Xabiani Ponce de León tomaron literalmente
el escenario con su música y sus bailes. Junto con Martina, también
lograron que el ambiente fuera amable, sano y especial para cuantos
pudieron conseguir y pagar los 39 euros que costaba la entrada más
barata.
Sonrisas de carmín, botas y zapatos de ensueño llenos de brillos, vestidos coloristas con look de los 60,
un columpio flotante, papelinas en forma de corazón y un buen directo
en el que solo falló la poca dicción de algunos de los participantes, a
los que casi no se les entendía, conforman parte de la crónica del
concierto. El resto la completa una platea y unas gradas a rebosar que
envidiarían los partidos del Caja San Fernando, y el colapso de tráfico y
de gente que llenó el Polígono San Pablo de tantos sevillanos que
parecía que el Cautivo había tomado la calle en pleno diciembre.
Pero los protagonistas de verdad fueron las niñas, y
algún que otro niño –pocos y acongojados: “Me da vergüenza que me vean
aquí”, comentaba un pequeño a su madre–. Era un privilegio echar la
mirada a las gradas y al patio y ver el espectáculo que los niños
estaban montando con su sola presencia. Inundaron de energía vital el
recinto, corearon y bailaron las canciones y, con los nervios a flor de
piel sin apenas creérselo, aplaudieron con enorme brío a su heroína. La
estrella argentina, que registra más búsquedas en YouTube que Katy Perry y Lady Gaga, logró agotar entradas en Sevilla,
repitiendo el mismo fenómeno que viene siendo común desde que inauguró
la gira en Barcelona y que, tras visitar Madrid y Bilbao, aún recalará
en Valencia y Málaga.
Esta gira es el culmen de una telenovela que comenzó a emitirse en Argentina en 2012
y que ahora se exporta con enorme éxito por Latinoamérica, España,
Francia, Italia, Israel y otros países. Ser como Violetta es lo más. Su
look y sus coreografías son imitadas por millones de niñas, y sus
canciones son coreadas por otros tantos. El merchandising que la
acompaña –con faldas, carteras, braguitas, mochilas, bolígrafos, tazas,
pijamas, juguetes, libros, etc.– junto con un cuádruple disco de platino
la ha convertido en un fenómeno mediático.
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